_ Por Osvaldo Córdova
Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett no quisieron quedarse fuera de la tendencia predominante en Hollywood y realizar su propia “recuela”, es decir, tomar una película que continúa la historia de una franquicia inactiva y reiniciarla para una nueva generación, este fue el caso de “Scream”, ese clásico de mediados de los 90 que vino a revivir el subgénero del “slasher” (cine en el que un psicópata asesina principalmente a adolescentes a cuchilladas).
Si bien los directores siguen cual receta de cocina la guía creada por Wes Craven para la “Scream” de hace 25 años al hacer una reformulación de la historia con apuntes sobre el cine de terror, no hay nada nuevo más que una serie de guiños hacia la franquicia misma para evocar el recuerdo como una aspiración de éxito en la taquilla.
Sin duda muchos espectadores acudirán a las salas únicamente para ver a Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquette de regreso en sus papeles icónicos. Si bien no son tan esenciales para la trama, como lo fueron los antiguos Hombre Araña que aparecen en la última cinta del arácnido, los personajes de Sidney, Gale y Dewey se usan moderadamente y su participación en pantalla no decepciona, al contario regresa a la cinta la esencia original.
La acción tiene lugar, como siempre, en Woodsboro, donde Tara (Jenna Ortega) es quien atiende la clásica llamada: "¿Cuál es tu película de miedo favorita?" con la que se da un giro inesperado a la historia conocida y descubrir los motivos por los que la chica estuvo alejada por muchos años de su hermana Sam (Melissa Barrera).
Un motivo que funciona como vínculo con el resto de la saga y salida para el inicio de una nueva ola de crímenes que acechará el núcleo cercano de las hermanas. Mientras tanto, sus amigos intentan descubrir al asesino basándose en las “enseñanzas” de Stab, la saga dentro la saga que se inició con el libro escrito por la periodista Gal Weathers (Cox).
Por momentos la cinta presenta el suspenso sobre quién será el asesino Ghostface, el cual se va desvaneciendo gracias a las excesivas tomas del personaje que aparece detrás de una víctima, una puerta o un gabinete, por lo que pareciera más una parodia de esos movimientos gastados, que un recurso para causar tensión y susto en el espectador.
Eso sí, Bettinelli-Olpin y Gillett agregan el esperado gore pesado a todo el entramado y ubican a esta versión de “Scream” como la más violenta y sangrienta de la serie y que le da una irreverencia que llega a su punto máximo en ese clímax donde se desata una auténtica fiesta de sangre y cuchillazos.
Sin embargo, al igual que con el relanzamiento de “Halloween Kills” o “Viernes 13”, esta versión de “Scream” parece más interesada en servir a los fanáticos que en reiventar el subgénero como lo hizo Craven al crear una cinta que era parodia, homenaje, comedia, pero sobre todo, una cinta de terror.
“Scream”
Dirigen: Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett.
Actúan: Jack Quaid, Jenna Ortega, Melissa Barrera.
Foto: UIP.
