_ En la Ciudad de México, pese a la imitación de políticas en materia de transporte, todavía no se han podido cabalmente atender con eficacia, eficiencia y sobre todo, dotar de un transporte digno; que garantice condiciones de seguridad y movilidad. Aunado a ello, los factores climáticos, la deforestación y falta de preservación de áreas verdes en la Ciudad, han influido en la contaminación atmosférica, rebasando los programas existentes y medidas insuficientes. Por tanto aún está pendiente y es urgencia establecer leyes de movilidad que brinden a los ciudadanos, un transporte de calidad que reduzca y no afecte la movilidad para los diferentes traslados de los ciudadanos.
Cabe recordar, que la industria y el comercio del país aceleraron su desarrollo, especialmente en nuestra Ciudad y en algunos municipios del Estado de México. Dando como resultado un crecimiento desmesurado de la población y la mancha urbana.
En ese sentido, la intensa expansión demográfica, de la mano de un aumento en la tasa de monitorización, y un transporte deteriorado, contribuyeron al predominio de automóviles particulares, por tanto el problema de transito cobró importancia, en los años sesenta, lo cual representaba 450, 000 automóviles en circulación, para en ese entonces 6 millones. Ante esta situación, a finales de los setenta se construyeron las primeras líneas del metro, como respuesta a la necesidad masiva de transporte en la ciudad.
Como resultado, se gestó un crecimiento anárquico de la ciudad, además de una falta de coordinación municipal adecuada. Lo que en la actualidad, ha conllevado a nuestros Virreyes.. Perdón quise decir Jefes de Gobierno, a la inversión en megaproyectos, de la mano de la propiedad privada (Gozando de grandes excepciones fiscales para los inversionistas: predial, licencias, trámites, impuestos, etc.).
Estos megaproyectos han significado, una privatización de lo público, irónicamente a nombre de las a€œizquierdasa€. Como mencionamos aún con la imitación-implementación de transportes innovadores, no han resuelto los problemas de movilidad, ya que son implementados más por negocio, sin estudios específicos y por vialidades no aptas, restándole credibilidad; a los posibles mayores beneficios que podrían generar, aunado a esto, están los megaproyectos inmobiliarios; por ejemplo, de centros comerciales que interiorizan y privatizan la calle, con sus bardas y extensos estacionamientos; además ante la falta de la procuración de seguridad por décadas a llevado a la creación y cierre de calles para la creación de fraccionamientos, en aras de una seguridad; que aún así resultas obtenida. Es decir, estas acciones han provocado que se privaticen las calles, impidiendo la libertad de circulación y movilidad de la población peatonal y vehicular de nuestra Ciudad.
Hoy en día, con el presupuesto con el que goza la Capital y con los aumentos que han impuesto en el transporte público; cuenta con la capacidad suficiente para sustituir unidades del transporte obsoletas y reordenar las rutas; ya que existen transportes con automotores sustentables que pueden trasladar grandes cantidades de pasajeros, sin causar más daños al medioambiente; además de tener un alto rendimiento de combustible, ahorrando combustible y disminuyendo emisiones contaminantes; sin necesidad de invertir grandes cantidades de recursos privados y del gobierno en abrir calles y afectar a comercios y hogares de los capitalinos; ni causar caos por las obras que se realizan en la Ciudad. Y en cambio si implementar innovaciones tecnológicas, y adecuar marcos jurídicos del transporte, cada vez más metropolitanos.
Finalmente, lo más indispensable en estos megaproyectos, es la participación ciudadana; debido a que no es admisible pensar en gestiones urbanas sin ser sometidos a la regulación social, la cual debe ser promovida y reforzada; toda obra debe ser consultada y aprobada por la participación social, para generar lo que se llama a€œgobernazaa€. Es indignante que tengamos una Ciudad gobernada por la a€œIzquierdaa€ y que no consulte a la ciudadanía en las tomas de decisiones.
Esta participación en comento, debe ser directa, bajo normas legislativas, a través de acciones colectivas de organizaciones sociales; en aras de constituir verdaderos gobiernos que decidan bajo la opinión de la ciudadanía, es decir auténticos gobiernos ciudadanos que prevalezcan el sentido social, de tal manera que se constituyan gobiernos comprometidos con el desarrollo económico, político, pero sobretodo un desarrollo social de los ciudadanos.
Roberto Plasencia Rodríguez: Politólogo de Profesión, Comunicador por convicción.
@Robertoplasenci
