CIUDAD DE MÉXICO, LA MÁS COSMOPOLITA DE LA ÉPOCA VIRREINAL - NTCD Noticias
Martes 09 de septiembre de 2025

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CIUDAD DE MÉXICO, LA MÁS COSMOPOLITA DE LA ÉPOCA VIRREINAL

CIUDAD DE MÉXICO, LA MÁS COSMOPOLITA DE LA ÉPOCA VIRREINAL

CIUDAD DE MÉXICO, LA MÁS COSMOPOLITA DE LA ÉPOCA VIRREINAL

_ El historiador Antonio Rubial afirmó que fue un fenómeno único, equiparable hoy con Nueva York, al participar en el ciclo La Plaza Principal, su entorno y su historia
La actividad académica continuará el próximo jueves 16 de octubre con la ponencia titulada La Catedral y el espacio virreinal, por Sergio Zaldívar


En el siglo XVII no había una ciudad en todo el orbe que alojara una sociedad tan cosmopolita, pluriétnica, mestizada, multirracial y pluricultural, como la virreinal Ciudad de México, a€œun fenómeno únicoa€, manifestó el historiador Antonio Rubial García, al conversar sobre el nuevo orden social establecido tras la Conquista en el ciclo La Plaza Principal, su entorno y su historia, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En la actualidad, tal particularidad sólo sería equiparable con Nueva York, consideró el académico, porque a la capital de la Nueva España a€œacudían españoles procedentes de la península Ibérica, italianos, flamencos, alemanes (muchos de ellos habían españolizado su nombre), esclavos venidos de las colonias portuguesas en África: Guinea, el Congo, Mozambique; gente de Asia: chinos, filipinos, hindúes, vietnamitas, camboyanos, muchos de ellos habían llegado también como esclavos y habían comprado su libertada€.

A esa complejidad representada por población de los tres continentes: Asia, Europa, África, y que tenía el castellano como lengua de contrato, debe agregarse la diversidad indígena. a€œHabía colonias de mixtecos y zapotecos con su propia capilla, y prácticamente todas las etnias estaban alrededor de esta gran ciudad: matlatzincas, mazahuas, otomíes, nahuasa€.

a€œObviamente estamos ante un fenómeno único, una sociedad cosmopolita, pluriétnica, mestizada, multirracial y pluriculturala€, dijo Antonio Rubial, de modo que para el siglo XVIII no había una ciudad comparable en todo el orbe, a€œni Ámsterdam, ni alguna colonia inglesa o la capital de otro virreinato español como Limaa€, señaló el profesor de la UNAM en la conferencia dictada en el Museo del Templo Mayor.

El espacio arquitectónico como tal quedó plasmado en piezas como los biombos denominados urbs; mientras, la jerarquización se reflejó en los denominados civitas, vistas de la gente realizando sus actividades, que son la mejor manifestación de la sociedad pluriétnica y mestizada de la virreinal Ciudad de México, concluyó Antonio Rubial.

Estas vistas, civitas, también dejan de manifiesto el espacio público, las acequias y las plazas, como lugar del comercio ambulante y establecido a€”a€œque no es ninguna novedad, siempre ha sido así y parece que siempre seráa€a€”, pero también de fiesta, donde se expresaba la jerarquización social y al mismo tiempo se daba una a€œruptura momentáneaa€ de un sistema muy rígido, expuso.

Trescientos años después, la actual capital de la República Mexicana sigue conservando a€œvalores y un sentido de identidada€, como es ese uso del espacio público para el comercio y la fiesta popular, propios de una sociedad de a€œantiguo régimena€, expresó el autor de títulos como Los libros del deseo y Monjas, cortesanos y plebeyos. La vida cotidiana en la época de sor Juana.

Esa sociedad, explicó, debía obediencia al rey y al papa, estaba configurada por estratos: clérigos, nobles y plebeyos; así como por corporaciones mediante las que se establecían los derechos y obligaciones civiles.

Contrario a la idea de que la sociedad virreinal era de castas, realmente en ésta a€”precisó Antonio Rubial, Premio Universidad Nacional 2008a€” era posible el ascenso social a través de méritos, de modo que un mulato podía llegar a ser un clérigo destacado.

Asimismo, el estatus social no era indicativo, como hoy en día, de la condición económica, de manera que un plebeyo podía ser un próspero comerciante indígena, y un español con título de a€œDona€ a€œpodía ser un Don Nadiea€.

Tras la Conquista, la Ciudad de México quedó dividida en una República de Españoles, con un cabildo, y cinco barrios indígenas regidos por los cabildos de San Juan Tenochtitlan y Santiago Tlatelolco. Además de los cabildos, otro cuerpo social eran las corporaciones, hermandades laico-religiosas como las cofradías, donde los distintos grupos sociales establecían nexos y responsabilidades.

El clero, en particular las órdenes religiosas, también manifestaba su poder a través del espacio mismo de la capital novohispana. Los conventos, hospitales y escuelas, entre otros, eran administrados por franciscanos, dominicos y jesuitas.

El ciclo La Plaza Principal, su entorno y su historia#se lleva a cabo en el Museo del Templo Mayor, y continuará el próximo jueves 16 de octubre con la ponencia titulada La Catedral y el espacio virreinal. Significado y arquitectura, por Sergio Zaldívar. 18:00 horas. Entrada libre.


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